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?Larga vida al festival de Tarifa?

?Aquí se demuestra que con pocos medios se pueden hacer cosas grandes, organizar una muestra con tantas películas?

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  • Willy Toledo contempla la ciudad de Tarifa desde un Mirador -
  • ?Este festival está hecho con un amor incondicional al cine y es una gran posibilidad para que los africanos nos enseñen sus obras, su talento?
Lo conoce todo el mundo como Willy Toledo, pero él prefiere que le llamen Guillermo. Sobre todo para que no se enfade su madre. Fiel a su gente y a sus querencias, ha venido otra vez a Tarifa para apoyar con su presencia al Festival de Cine Africano que aquí se hace. “Larga vida al Festival de Tarifa y a la gente que lo pone en pie”, asegura este actor madrileño de 38 años, buen artista y mejor persona.

—Empezó usted a ser famoso con la serie de televisión ‘Siete Vidas’ y últimamente le hemos visto en ‘Cuestión de sexo’. ¿Qué han supuesto estas dos series en tu vida profesional?
—Siete vidas significó mucho para mí. Llegué en el momento en que la televisión empezaba a dejar de ser un medio absolutamente denostado. Antes eras actor de cine o de teatro. Los de televisión eran como de tercera división. La cosa entonces empezó a cambiar hasta que hemos llegado al otro extremo: hoy para que te den trabajo en el cine tienes que haber hecho antes televisión. Y creo que no debe ser ni tanto ni tan calvo. Pero bueno, Siete vidas fue importante porque aprendí mucho, rodeado de pedazos de actores como Amparo Baró o Javier Cámara. Profesionalmente me ayudaron mucho. Y Cuestión de sexo ha sido más por las buenas relaciones personales que he hecho con algunos compañeros. En lo profesional  ha sido una gran decepción porque he sentido claramente lo que es el mundo de la televisión. Los dos primeros años, como las audiencias eran buenas, en la cadena todo eran mimos y buenas maneras. En la tercera temporada como han bajado las audiencias, si te he visto no me acuerdo. La verdad es que ha sido duro, aunque los actores nos hemos portado.

—Y de qué personaje se siente más cercano. ¿Del Richard de ‘Siete vidas’ o del Diego de ‘Cuestión de sexo’?
—Por la edad, cuando hacía el Richard me sentía más cercano del Richard. Y ahora la verdad que, también por la edad, me siento más cercano de Diego. Pero en lo ideológico o en la actitud ante la vida para nada. Diego es un tipo conservador que sólo piensa en él y en su familia, y eso no va conmigo.

—Ha estado usted dos veces nominado para los Goya. ¿Qué le parece eso de los premios Goya?
—La verdad es que me parece absurdo. Decir que alguien es el mejor actor del año no tiene ningún sentido. Sobre todo porque la gran mayoría de las películas que se hacen en España casi no se ven. Duran una semana o dos en taquilla y luego, nada. Así que toda esa ceremonia es un paripé en el que predomina la imagen. Al día siguiente la gente habla más del color y el precio del vestido de tal o cual actriz. De cine poco, porque además son unas cuantas productoras potentes las que presionan para que sean sus películas las nominadas. Creo que el premio a toda una carrera tiene sentido, pero el resto no.

—En la ceremonia de los Goya de 2003, la del ‘No a la guerra’, salió usted con una camiseta con la imagen de Ho Chi Ming, el líder vietnamita que derrotó al ejército de Estados Unidos. ¿Os sigue castigando ese sector de la prensa y de la opinión que se vanagloria de despreciar al cine español?
—El 90 por ciento de la prensa española es de derechas. Y esa prensa no soporta que existamos actores de izquierda y que tengamos un micrófono en el que expresemos nuestras ideas. Ellos dicen que somos unos subvencionados, cuando la verdad es que son las empresas periodísticas las que más subvenciones reciben. En aquellas fechas era precisamente La Razón, un periódico que apenas si se lee, el que más subvenciones recibía del Estado. Y esas empresas sí que reciben dinero que ponemos todos los que pagamos impuestos. Los actores no recibimos ninguna subvención. Trabajamos para una productora y cobramos un sueldo por lo que hacemos, pero ninguna subvención.

—¿Qué le parece el Festival de Cine Africano de Tarifa?
—La verdad es que yo no suelo ir a festivales. Pero a éste o al del Sáhara sí. Aquí sí hay verdadero amor, verdadera preocupación y pasión por el cine. Tiene pocos medios, pero le sobra el cariño. El de Málaga, por ejemplo, es una simple pasarela para que desfilen los chicos guapos. Éste de Tarifa está hecho con un amor incondicional al cine y a África. Es un gran escaparate para que los africanos nos muestran su cine, que por otra parte es muy rico, pues, por ejemplo, Nigeria es después de India el país en que más películas en cine digital se producen. Tarifa es una estupenda posibilidad para que los africanos nos enseñen sus obras, su talento, su cine, un cine que nada tiene que ver con el rollo de Mogambo y con el África del sí bwana que veíamos en las películas americanas o europeas.

—¿Y el festival del Sáhara?
—Con el Sahara tengo vínculos desde muy pequeño. Mi padre es canario y desde que era un niño he tenido camisetas, pegatinas o banderas de los saharauis o del Polisario en mi casa. Cuando después he estado allí y he conocido al pueblo saharaui, su causa la he hecho mía. Y es una causa que ni puedo ni quiero quitarme de encima. No sólo por la responsabilidad histórica de España en la tragedia de este pueblo. No es que el Gobierno del PSOE haya abandonado al pueblo saharaui a su suerte, es que encima está tomando, cada vez, posturas más beligerantes a favor de Marruecos. Esto es una traición en toda regla.

—¿Conoce usted Tarifa?
—Yo vengo por aquí desde hace más de 20 años, desde que era un adolescente. Tarifa, el estrecho, toda esta zona que llega hasta Chiclana tiene una energía especial, un imán que me atraen. Su gente, sus paisajes, sus playas, la paz… Es una de las pocas partes de España donde aún se puede encontrar alguna playa virgen.

—¿Y ahora en qué proyectos anda metido?
—Ahora estoy de vacaciones y pienso viajar. En el cine las cosas están mal. Como los bancos lo controlan todo, también han cortado el grifo del dinero para hacer películas. Personalmente no me preocupa mucho, pero por el gremio sí estoy preocupado.

—¿Algo para acabar?
—Larga vida al festival de Tarifa, a la gente que lo pone en pie y al cine africano. Es un festival muy interesante, hecho con el esfuerzo de un buen equipo de personas que trae una oferta de cine enorme, con más de cien películas. Esto sí que es amor por el cine. Aquí se demuestra que con pocos medios se pueden hacer cosas grandes, organizar una muestra con tantas películas, y traer a tantos invitados de África, o de América. Sólo me queda aplaudir al festival por todo un año de trabajo felizmente culminado y darle mi felicitación a Mane Cisneros, la directora de este proyecto tan espectacular.

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