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Almería

Condenado a 34 años y nueve meses por matar a su hermana y herir a dos personas por unos muebles

"Ni siquiera llegó a prestar declaración, y no consta que Juan L.C. conociera qué personas concretas iban a asistir a la entrega de los muebles", apuntilla

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La Audiencia Provincial ha condenado a penas que suman 34 años y nueve meses de prisión a Juan L.C., conocido por el apodo del 'Cascapolos', por la muerte en octubre de 2013 de su hermana, así como el intento de asesinato de la pareja de su sobrina y una vecina.

   A los tres los tiroteó con una escopeta desde una distancia de tres metros y después de estar aguardando, apostado en la ventana de una vivienda familiar en Gérgal (Almería), a que llegasen para recoger unos muebles que habían sido objeto de una disputa que llegó a la vía penal pero de la que no se llegó a celebrar juicio.

   El tribunal de la Sección Tercera le absuelve, no obstante, de un tercer delito de asesinato en tentativa en la persona de un amigo de las víctimas y por el que estaba acusado por el Ministerio Público ya que considera que no ha quedado acreditado que "llegara a ejecutar actos tendentes a acabar con su vida" ya que, después del primer disparo, corrió dirección cuesta arriba de la calle y el mismo afirma que no vio a nadie que le persiguiera, quedando, por tanto, fuera de su alcance".

   El fallo, al que ha tenido acceso Europa Press, recoge que tampoco hay "acervo probatorio suficiente" para condenarle por un delito contra la administración de Justicia ya que no ha quedado probado que disparase contra el novio de su sobrina por su participación en el juicio por apropiación indebida que se celebró en relación a los muebles.

   "Ni siquiera llegó a prestar declaración, y no consta que Juan L.C. conociera qué personas concretas iban a asistir a la entrega de los muebles", apuntilla.

   La Audiencia impone al procesado la pena de 18 años de prisión por el asesinato con la agravante de parentesco de su hermana y señala que concurre la alevosía "porque estaba apostado, provisto de un arma de fuego de proyección múltiple" y abrió fuego contra ella "estando totalmente desprevenida e inerme, sin nada que le hiciese presagiar que iba a ser agredida de tal forma, encontrándose totalmente indefensa, pues únicamente se encontraba allí a fin de recoger unos muebles".

   Por cada uno de los dos delitos de asesinato en tentativa, le condena a ocho años de cárcel y remarca que, aunque las heridas "no fueron letales, sí fueron graves" al tiempo que califica de lógico inferir que el "actuar" de Juan L.C. "iba dirigido a causar la muerte" de ambos debido a la "patente potencialidad del arma, la cercanía a la que se efectuaron los disparos y el ataque de manera sorpresiva con la única posibilidad de huir, que es lo que hicieron las víctimas".

RECHAZA QUE LOS DISPAROS "SALIESEN SOLOS" COMO ALEGÓ ÉL

   El tribunal rechaza, en esta línea, la versión que dio en el acto de juicio el procesado, quien aseguró que "los disparos salieron solos" de la escopeta y recuerda que, además "de no cuadrar en absoluto con la pericial balística" esta versión, él mismo reconoció que maneja armas de fuego desde "los 12 años".

   Juan L.C., quien se enfrentaba inicialmente a penas que sumaban 59 años de prisión, acabó a tiros con la vida de su hermana en octubre de 2013 y causó heridas de gravedad a la pareja de su sobrina y a una vecina que, en el momento de los disparos, pasaba por la calle Redentoristas de este municipio almeriense y se paró a conversar con la víctima mortal.

   Actuó "resentido" y "en represalia" porque su sobrina le había denunciado ante la Guardia Civil por la apropiación de unos muebles de su propiedad que él le guardaba en un almacén, por lo que, en la mañana en la que sucedieron los hechos, decidió matar al marido de esta y a "cualquier persona que le acompañara a recoger esos muebles".

   Para ello, se atrincheró en la planta superior de un inmueble y comenzó a disparar a "una distancia de menos de tres metros" contra su hermana, el yerno de esta, una tercera persona que había acudido para ayudar a transportar los muebles y a la vecina, quien se había parado para "charlar" con la fallecida tras encontrársela al pasar por la calle.

   Juan L.C., quien tuvo en jaque a la Guardia Civil durante más de 16 horas acordonando su casa hasta que se produjo su detención tres días después del crimen, disparó armado con una escopeta del calibre 12 milímetros de características similares al de una semiautomática de la marca 'Beretta' con munición del calibre 12 aunque cargados con perdigones del tamaño denominado de 'sexta'".

   Isabel L.C. falleció como consecuencia de la "destrucción de centros vitales" como riñón e hígado, así como por afección del sistema vascular del brazo y hepático mientras que su yerno tuvo que ser intervenido quirúrgicamente de urgencia y tardó en curar de las heridas 180 días, si bien le han quedado como secuelas cicatrices "muy marcadas en el flanco abdominal y la zona lumbar, con cuerpos extraños correspondientes a perdigones".

   La vecina sufrió graves heridas por las que ha precisado tratamiento médico y quirúrgico, y de las que, a fecha de enero de 2015, "aún no ha sanado, estimándose que le quedarán como secuelas un importante perjuicio estético y un importante déficit funcional del brazo izquierdo".

    En cuanto a la responsabilidad civil, la sentencia condena a Juan L.C. a pagar 250.000 euros al marido de su hermana y a sus dos hijas, 39.900 euros al yerno, y 190.000 euros a la vecina.

SITIO DE LA GUARDIA CIVIL

   Cabe recordar que el crimen perpetrado supuestamente por el conocido en el pueblo como 'El Cascapolos' dio lugar a que se activase un fuerte e intenso dispositivo por parte de la Guardia Civil que mantuvo acordonada la vivienda en la que residía durante más de 16 horas después de que un vecino informase de que lo había visto refugiarse allí. Incluso un negociador trató durante toda una madrugada que el hombre, al que se hacía dentro del inmueble, depusiera su actitud y se entregara.

   Días después, el teniente coronel jefe de la Guardia Civil de Almería, Francisco Jiménez, informaba de que Juan L.C. no estaba finalmente en el interior de la vivienda vigilada y que había sido detenido en el exterior gracias a la alerta de un vecino que guió a los agentes hasta su paradero.

   La búsqueda se extendió durante tres jornadas en la que se exploró el municipio y buena parte de la Sierra de los Filabres, así como un cortijo en el que pasó "un periodo indeterminado de tiempo".

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