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Torremolinos

Merecido premio a Antonio Arcas, del Nuevo Lanjarón

La esmerada atención, la sonrisa abierta y sincera, los agradables momentos de conversación y el servicio genuino que Antonio Arcas dispensa a los clientes de Nuevo Lanjarón hace que éstos regresen vez tras vez.

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  • Antonio Arcas -

Si hay un camarero en Torremolinos que realmente sea popular, ése es Antonio Arcas Arjona, natural de Antequera, pero que desde 1973 presta sus servicios en el archiconocido restaurante Nuevo Lanjarón, si bien en principio estuvo adscrito al restaurante Lanjarón, anexo a aquel. Para diferenciarlos la gente los llama ‘el Lanjarón de arriba y el Lanjarón de abajo’. Medio Torremolinos ha pasado por estos acogedores restaurantes, contiguos entre sí, cuyo menú del día, exquisitamente elaborado, es de los más económicos de toda la provincia de Málaga. Más de cien comensales se sientan a diario en sus mesas.

   

El Ayuntamiento de Torremolinos premió la dilatada labor de Antonio Arcas durante el acto de concesión de galardones a destacados y veteranos trabajadores relacionados con el turismo y la restauración.  La recepción tuvo lugar en la Casa de los Navajas el lunes 7 de Septiembre, entregándosele a Antonio Arcas, por las primeras autoridades municipales, el premio Empleado de Restauración.


 

  -¿Orgulloso de recibir tan notable distinción, Antonio?

  

 -Claro. Es algo que ni me lo esperaba. Considero que otros trabajadores quizá lo merezcan más que yo. No sé… tal vez lo que más se haya tenido en cuenta es el largo tiempo de servicio.

  

 -¿Cuántos años en la profesión, Antonio?

 

  -Exactamente cuarenta y cinco.

  

 -¿Y durante esos cuarenta y cinco años has trabajado siempre en el Nuevo Lanjarón?

 

  -Cuarenta y dos de ellos, sí. En el Lanjarón nuevo y en el viejo, que está aquí al lado y nos llevamos estupendamente.

 

  -¿Qué tipo de comensales frecuentaban el restaurante cuando empezaste?

 

  -De todo: gente de aquí, gente de paso… pero especialmente trabajadores del lugar. Dábamos cientos de comidas diarias.

  

 -¿Hoy continúa el restaurante con el mismo tipo de clientela?

   

-Sí. Tanto en el Lanjarón como en el Nuevo Lanjarón atendemos sobre todo a gente trabajadora, aunque tenemos clientes de todo tipo. Aquí encuentran un apetecible menú casero al mejor precio, además de un excelente y ameno servicio.

   

Hemos tenido ocasión de comer varias veces en los dos ‘lanjarones’ y, efectivamente, la calidad culinaria en relación con su economía merece destacada puntuación.

  

 -¿Cuántas comidas habrás servido en estas cuatro largas décadas, Antonio?

 

   -Uf… Digamos que a un promedio de cien diarias, comida y cena… en todo este tiempo bien pueden haber pasado del millón trescientas mil.

  

 -Son muchos taleguitos de sal que has compartido con los clientes. Por cierto, ¿algún comensal de renombre?

  

 -Por mencionar a tres, recuerdo con mucho cariño a Imperio Argentina, al maestro Solano, compositor de ‘Ay, torre,Torremolinos’, y a Manuel Blasco, gran pintor, literato y familiar de Picasso. Eran clientes habituales.

   

-¿Alguna anécdota que contar de todos estos años?

  

 -Son tantas que haría falta escribir un libro entero.

 

   -Continuarás en el Nuevo Lanjarón hasta que te jubiles, ¿no? 

  

 -Claro. Aquí estoy muy contento y además es mi segundo hogar. Aquí precisamente celebré mi boda.

  

 Impresionante nuestro Antonio Arcas, quien ya a los nueve años empezó a trabajar, allá en su pueblo natal. Más de medio siglo dando el callo. Muy merecido este premio que le otorga el Ayuntamiento de Torremolinos. La esmerada atención, la sonrisa abierta y sincera, los agradables momentos de conversación y el servicio genuino que dispensa a todos sus clientes hace que éstos regresen vez tras vez porque encuentren aquí el comedor de su propia casa y el personal idóneo que los atiende rápida y eficazmente.

   

Como colofón y como contribución a las muestras de simpatía y agradecimiento que recibe de quienes tienen el privilegio de ser servidos por él, dedicamos el siguiente poema a Antonio Arcas:

 

Soneto a Antonio Arcas

(de J. A. San Martín)

 

Más de un millón de comidas servidas

en cuatro décadas, día por día

-de tu labor singular maestría-,

son cien mil horas por ti compartidas.

 

Son algazaras y penas vividas

del comensal que a tu ser se confía;

con los manjares le das alegría

que es tan vital en las fuerzas perdidas.

 

Por tantos años en la profesión,

por desvivirte con ánimo entero,

por tu entusiasmo y tu dedicación,

 

quiere hoy el pueblo ofrendarte certero,

con lo profundo de su corazón,

el homenaje más fiel y sincero.

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