Los vecinos del centro histórico han mostrado su malestar por la demora que acumulan los proyectos contemplados en la inversión de 4,5 millones que el Ayuntamiento había reservado a este enclave de la partida de 20 millones procedentes del canon que pagó Aqualia por hacerse con el servicio integral del agua en una concesión administrativa durante 25 años. Las actuaciones previstas en el Plan de Actuación 2014-2015 (consolidación de la fachada del Palacio de Riquelme, reurbanización de la Plaza Belén, o la rehabilitación del Tabanco del Duque, etcétera), tendrían que haber comenzado en diciembre, según el compromiso de Urbanismo.
A partir de ahí, la idea es era que la mayoría de ellas estuvieran culminadas antes de las elecciones municipales, pero esto ya no será posible porque no ha empezado ni una sola. “No sabemos qué ha pasado ni si se han gastado el dinero en otras cosas, pero lo cierto es que, exceptuando algunos trabajos en el Tabanco de Duque, no se ha hecho nada”, lamenta el presidente de la asociación vecinal del centro histórico, Alejandro González, que confia en que al menos la de Riquelme, que es de las más económicas con un presupuesto de 80.000 euros, pueda comenzar en una o dos semanas.
La cercanía de las elecciones municipales y la incertidumbre sobre qué pasará con los compromisos adquiridos por el PP si deja de gobernar no les tranquiliza demasiado. Una inquietud que es extensible al proyecto del Plan Urban del centro histórico para el que el Ayuntamiento ha pedido fondos a la Unión Europea y que, de salir adelante, mejorará las partidas destinadas a las obras del Plan de Actuación y permitirá que estas sean mucho más ambiciosas, como así le han trasladado desde el Gobierno local. Estas previsiones que podían explicar el hecho de que el Ayuntamiento mantenga en stand by el inicio de las obras que sí han arrancado en otros puntos de la ciudad pese a ser mucho más costosas, como es el caso del Parque Forestar de la barriada de La Marquesa, cuyo presupuesto roza los 400.000 euros. Sea como fuere a los vecinos que han apostado por esta zona para vivir pese al evidente despoblamiento que sufre y la urgente necesidad de actuar en las fincas en ruinas no les queda otra que esperar.