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Miguel Ángel Roldán: El tercer pellizco

"Me importa que esta tarde, agarrado a un atril como si fuera una especie de tabla de salvación, anunciará una cosa que nunca cambia"

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Faltan dos minutos para las nueve de la mañana, los colegios electorales están a punto de abrir sus puertas; hoy también se juega El clásico, si es que se le debe llamar así a un emocionante Barça-Real Madrid. Estas serán, desde luego, las preocupaciones generales de este país, sobre todo de los andaluces… Pero hoy en Arcos hay un hombre con un tercer pellizco, el que provocan los prolegómenos de un importante anuncio.


Hablo y escribo de Miguel Ángel Roldán, quien ofrecerá el pregón oficial de la Semana Santa esta tarde, a las 18.00 horas, en el teatro municipal Olivares Veas. Ha sido la primera persona en la que he pensado nada más tomarme el café de recién levantado para incorporarme un día más a la vida. Los domingos guardan un aroma a familia que te invita a saltar de la cama, ver que los tuyos han tenido buena noche y empezar a hacer las cosas, en mi caso, diferentes a las que hago a diario, aunque este artículo no sea una de ellas. Algunas veces suena en casa de fondo una misa con interferencias, con el sonido característico de un viejo transistor en el que a mi mujer le gusta oír la radio. Aunque no me entere de lo que diga el cura, como tampoco cuando pongo el concierto de la orquesta de RTVE, me siento reconfortado, con la música de mi infancia y el olor a pan recién tostado; me siento mejor persona, como más respetuoso ante mi historia.


Tal vez con los mismos aromas, Miguel Ángel esté dando el último vistazo al pregón que ha venido enhebrando desde hace casi un año, cuando le hice una entrevista y me confesó que ya estaba pensando en cómo iría el asunto… No sé si lo habrá conseguido ya, si su satisfacción será plena o, como en mi caso, si lo escrito te acaba dejando vacío. Tampoco sé, y ni me importa, si es del Real Madrid o del Barcelona, o si le habría gustado un triunfo electoral del PSOE, del PP, Podemos, Ciudadanos, UPyD o de IU, tampoco me importa.


Sólo sé que es un muchacho afinado en su educación, que se le ve enamorado de su colegio La Salle que seguro impregna de alguna manera su pregón, que será presentado por una amiga también lasaliana, Cati Gutiérrez, y que le gusta su oficio de maestro al que parece muy entregado; que es un hombre importante en su hermandad de las Tres Caídas y que tiene experiencia acreditada en estas lindes pregoneras.


Me importa que esta tarde, agarrado a un atril como si fuera una especie de tabla de salvación, anunciará una cosa que nunca cambia, que trata de llevar ilusión a la gente, que no pasa de moda… Mientras que la política y el fútbol prometen sus banales emociones, Miguel Ángel tendrá la cabeza en otro sitio, en la proclamación de su palabra y su modo de ver La Verdad.
Desde este desayuno dominical, con letras y teclas, gracias de antemano, Miguel Ángel, por regalarnos en este día de cielos grises un tercer pellizco y un cachito de ternura.

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