García de Cortázar cierra, con este libro, la cifra de cincuenta libros publicados y lo hace con Pequeña historia del mundo, con el que, además de acercarse a la infancia, lleva a su público tradicional “por otros caminos” que también son nuevos para él, explicó ayer en una entrevista con Efe.
“Ha sido triste para la historia que se haya separado tanto de la literatura, porque la historia nace con la literatura y recurrió a la invención para relatar hazañas, de la mano de un escritor con pulso narrativo”, afirma el autor.
Considera que la historia “es la reina de las humanidades”, pero una “reina bella y no zarrapastrosa, divertida y alegre, no prolija y pesada”, y aunque se ha acercado a la historia desde múltiples perspectivas, define este libro como un “desafío importantísimo”.
Para Julius, el ilustrador, Pequeña historia del mundo es la continuación de un proyecto que inició él mismo con Pequeña historia de España, el mayor éxito infantil del año pasado, junto a Manuel Fernández Álvarez.
El dibujante matiza que el libro “no es un manual de historia ni una colección de fechas y datos”, sino que “es un cuento”.
Así, ambos autores consideran que es un libro “irresistible” y que hace despertar todo tipo de sentimientos: “es triste, alegre, emotivo, apasionado y tiene múltiples lecturas desde todas las edades”.
El protagonista es Sergio, un niño curioso y apasionado de los cuentos de guerreros cuyo papel es “decir a otros niños que tienen que ver la historia como un viaje, con sus propias expresiones y sus dudas”.