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Cádiz

Fran Gómez, novillero gaditano: “Mis amigos no me conocen por Fran, sino como ‘el torero”

El 22 de septiembre de 2013, el novillero Fran Gómez rompía una racha de medio siglo de ausencia de toreros gaditanos en la plaza de toros de Madrid. Esa gran tarde le ha valido al joven diestro para repetir actuación el próximo 17 de agosto en el coso monumental

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Fran Gómez, novillero nacido en Cádiz en 1991, vuelve a la plaza más importante de España el próximo 17 de agosto tras su brillante actuación en su debut con picadores en Madrid el pasado 22 de septiembre del pasado año. Con la ilusión de un niño, como la que ya derrochara cuando se puso por primera delante de una becerra a los nueve años con un astado de iniciación del hierro de Carlos Núñez espera esa tarde y otras más que a buen seguro le reportarán grandes éxitos, medidos en orejas y puertas grandes. Por ello, se asoma por estas páginas para responder a porta gayola.

—Se ha confirmado que el torero de Cádiz Fran Gómez regresa al coso madrileño de Las Ventas el próximo 17 de agosto. Fran, ante todo enhorabuena.
—Sí, muchas gracias. Efectivamente estuvimos en Madrid el año pasado el 22 de septiembre, con una novillada de Concha y Sierra bastante dura. En el primero recibí una ovación y en el segundo una vuelta al ruedo tras petición. Estoy muy contento porque llevamos esperando esta noticia desde el inicio de la temporada y el domingo recibí una llamada por la noche estando en casa y la verdad es que me dio bastante alegría.

—Tanto tiempo esperando algo así y cuando por fin suena el teléfono casi no te lo crees, ¿es así?
­—Claro. Ha habido varios contactos y al final no se cerraba la contratación y esta vez sí.


—Cabe decir que hasta que tú toreaste en Madrid el pasado 2013, hacía 50 años que un torero gaditano no lo hacía…
­—Efectivamente, desde el célebre Manolo Aibar .

—Volvemos a tu regreso al coso madrileño de Las Ventas el próximo 17 de agosto con novillos de Manuel Caro Andrades, de encaste Jandilla y compartiendo cartel con Juan Viriato y Juan Antonio Carreiro. ¿Qué puedes decir de  la corrida, del ganado, de los compañeros de cartel?
—La ganadería la conozco poco, sé que antiguamente se llamaba la ganadería Pocovi, que es sevillana y por lo visto este hombre, Caro Andrades, le ha metido otro encaste por línea de Jandilla. En fin. De los compañeros, el colombiano Juan Viriato y Juan Antonio Barreiro, que es un chaval de Madrid, los he visto torear un par de veces a cada uno. Nunca he coincidido en ningún cartel con ellos y esta vez soy yo el que voy abriendo cartel porque aunque por fecha de nacimiento ellos son mayores que yo, por edad taurina, digámoslo así, yo soy el más antiguo.

—No es oficial pero casi están firmadas con reses de Cebada Gago en la Feria del Arroz en Calasparra, en Murcia y en escasas fechas pueden confirmarse también dos tardes de toros en Toledo, una en Segovia y dos más en Ávila.
—Bueno, ya en la pasada Feria del Arroz en Calasparra fui uno de los triunfadores, me premiaron con el Quite al peligro y con la mejor faena de la Feria, con la ganadería de El Cubo, y el novillo de la mejor faena fue el mejor novillo de la feria. Para este año me dieron a escoger entre dos o tres ganaderías y escogí Cebada Gago porque es una ganadería señera, muy conocida en el mundo del toro, gaditana de Medina y que conozco bastante porque voy al campo con frecuencia y les toreo bastantes novilladas y me puede servir para mi tipo de toreo y además son toros que siempre se suelen mover. De las otras tardes, pues esperando que se cierren, hay ferias en las que el año pasado estuve ya y otras en las que no he estado, como por ejemplo de las que sí estuve en Casavieja en Ávila y Los Navalmorales en Toledo. En Casavieja toreé el año pasado una novillada de Guardiola Fantoni y resultó muy complicada. Tenía una oreja en cada toro, pero los pinché. Y en Los Navalmorales llevo triunfando tres años seguidos y se da la circunstancia que esta plaza supone mi bautizo de sangre, pues recibí el año pasado una cornada

—Tú eres nacido en Cádiz en 1991, te vino desde muy pronto la afición por los toros y te pusiste por primera delante de una becerra a los nueve años con un astado del hierro de Carlos Núñez. ¿Cómo recuerdas eso a tan temprana edad?
—Eso es, de Los Derramaderos. Recuerdo que montaba una fiesta campera un matador de toros de Vejer ya retirado, Paco Alba, y soltaron un par de becerras y como yo estuve en la escuela taurina de San Fernando desde los cuatro años hasta los 15 y me dijeron los que por allí estaban “¿quieres salir, quieres salir?”, y salí y total, le pequé cuatro pasecillos por arriba y bueno, ya me quité de en medio. Ya después de eso, en mi Comunión, toreé mi primer becerrito entero, de capote, de muleta, de todo… ese fue mi regalo de comunión prácticamente. 

—A los 14 años debutas en San Fernando con reses de Recuero…
—Eso es, de Recuero que es un amigo de Paco Rodríguez que era el presidente de la Escuela de San Fernando. Era el 23 de abril de 2005 y corté dos orejas y rabo y vamos... Compartí cartel con varios compañeros, pero de todos ellos, ya dije hay alguno que se va quedando por el camino, solamente siguen en activo como matador el que iba abriendo cartel, Manuel Fernández Mazzantini, de Córdoba. Y como dato curioso de esa novillada, te diré que con mis compañeros de colegio  tenía previsto y ya pagada una excursión a Valencia, a Terra Mítica. Pero ellos salían por la mañana y yo toreaba por la tarde, con lo que toreé y después me incorporé con mis compañeros a la excursión

—Luego en mayo de 2005 debutas de luces en Camas con novillos de Núñez Moreno de Guerra, Alventus y tu debut con picadores se produjo en 2009 en El Puerto de Santa María con reses de José Luis Sánchez.
—Ya se va viendo lejano. De novillero sin caballos tuve bastantes triunfos grandes como en Sevilla, donde corté tres orejas; o en Valencia, donde corté una o en Dax, en Francia, en Portugal, en Vista Alegre… he toreado en bastantes sitios. Fui el triunfador de las Colombinas de Huelva, en Canal Sur con las novilladas de promoción. Y en El Puerto de Santa María, donde antes montaban un certamen de novilladas  sin caballos que se llamaba El Puerto busca a un torero y ahí fui el triunfador sin llegar a torear en la final ya que en la semifinal fui el que se llevó la máxima puntuación y la final me coincidía con la novillada de Dax y como ya la tenía firmada no podía incumplir el contrato y a Francia me fui. Pero las puntuaciones registradas en la final de El Puerto no alcanzaron a la mía de semifinales, con lo que fui el triunfador de un certamen en el que el premio no era otra cosa que torear el año siguiente con picadores en la plaza de toros de El Puerto. Era el año 2009 y compartí cartel con Sandra Moscoso, de Jerez, y Miguel Ángel Sánchez, de Ubrique. En esta corrida corté una oreja en el primero y en el segundo, el novillo se me rajó y no tuve tanta suerte, pero vamos…

—Como currículum de méritos cabe reseñar que ya siendo novillero sin caballos obtuviste el Capote de Paseo de los Maestrantes en 2008 después de cortar tres orejas en la sevillana plaza de la Maestranza. Asimismo, has sido el triunfador en el Abono de El Puerto de Santa María del año 2010; triunfador en Arganda en 2010 y premiado como Mejor Faena en Calasparra en 2013…
—Buenos recuerdos, en Arganda del Rey fui el triunfador con una novillada de José Luis Pereda y también en Sevilla..

—Tú cuando hablas de tal o cual faena la vas poniendo cara a cada uno de los novillos y recuerdas el traje que llevabas y mil detalles más ¿verdad?
—Siempre te acuerdas hasta de los pequeños detalles cuando te hablan de una novillada. Son muchos los toros a los que te enfrentas y recuerdas a cada uno de ellos. A lo mejor no te acuerdas de los nombres o sus números, pero sí de su cara, la morfología y lo que transmitía. Luego cualquiera mira una foto y coincide siempre.

—Madrid, Fran, La Monumental otra vez, donde te has ganado a pulso repetir tarde. ¿Has soñado ya con la puerta grande? ¿Sabes cómo vas a ir vestido? ¿En qué piensa un torero cuando sabe que va a la plaza más importante? ¿Se reza más cuando se va a Madrid?
—Yo soy muy cristiano, muy católico y hermano de varias cofradías de penitencia y soy cargador. Pero a pesar de toda la fe soy de la idea de que por mucho que uno rece, lo que vaya a pasar, va a pasar y el rezar no va a evitar que eso ocurra. Pero eso sí, soy de entrar en la capilla porque me sirve para abstraerme y concentrarme. Yo siempre llevo mis imágenes a las que tengo más devoción y por ello me siento protegido, pero como digo, no porque más rece me va a  quitar de…

—Bueno, pero en Madrid sucede que al igual que el miedo escénico en el Santiago Bernabéu existe un miedo escénico especial en La Ventas, ¿No?
—En Madrid se debe hacer mucho ejercicio mental para eso y quitarte la presión mediante la abstracción. Porque tú puedes estar en el mejor momento profesional de tu vida y llegas a una plaza como esta y la cagas, con perdón por la expresión, y ya después de eso te vendrías para abajo con la idea de que te ha podido la presión.

—Claro, en Madrid el triunfo de una puerta grande encumbra y el fracaso, que se te vaya un novillo…
—Exactamente, quizá por ello intento tomarme todas las plazas como si fuesen de máxima categoría. Si en todas te entregas al cien por cien y lo das todo, llegas a Madrid y continúas en esa misma línea. Si tú vas a la plaza de un pueblo y en vez de estar al cien por cien, estás al cincuenta, cuando llegas a Madrid te va a costar estar al cien por cien.

—¿Vas a intensificar ahora tu entrenamiento de cara a la corrida del 17 de agosto en Madrid?
—No, no es intensificar. Yo siempre llevo  mi entrenamiento intensificado, porque en vez de para el 17 me llaman una semana antes y debo estar preparado. Algo de entrenamiento físico y más de toreo de salón, que es técnica y más técnica.

—Bueno, pero no me negarás que lo físico hoy en día entre los toreros muy importante. Basta con mirar a toreros de hace 20 años o más y a los de ahora y la diferencia es brutal. Ahora hay auténticos atletas y antes los había hasta gordos…
—Sí. Mira, el Fandi, por ejemplo es campeón de esquí y sí es verdad, hay muchos atletas. Pero como yo digo, tienes que preparar el cuerpo, pero también la mente para cuando llegue uno de esos momentos en los que te puede poder la presión, superarlos. Se ha dado el caso de compañeros que han llegado en un enorme momento de forma a una plaza y se ve cómo les ha podido la presión…

—Eso se ve en el mismo pasillo de picadores, en la plaza antes de pisar la arena, ¿no? Es obvio que miedo tienen todos porque el miedo es necesario, pero hay que saber dominarlo y que él no te domine, hay que vencerlo pero no temerlo.
—Lo que sí, es que tienes que esconderlo un poquito (risas). Yo tengo una forma de ser que siempre me estoy riendo y tengo compañeros que me dicen que parece que no tengo miedo y lo que pasa es que gasto bromas. Si yo estoy con la cara así de larga y blanco como la pared es algo que se transmite… Pero yo prefiero hablar. Si por ejemplo, yo coincido con un compañero con el que ya he toreado con anterioridad alguna tarde en el mismo cartel, le intento sacar conversación sobre esa novillada. Por ejemplo, el año pasado me pegué toreando con Rafael Fierro cuatro novilladas seguidas, entonces llegamos al patio de cuadrillas y no parábamos de hablar.

—¿Qué recuerdas de esa tarde madrileña del pasado año, donde el público madrileño pidió la oreja, dando la vuelta al ruedo, ante dos novillos-toros complicados?
—Todo lo que sea salir de Andalucía hacia arriba suelen ser novilladas más fuertes, con más trapío. La zona de Ávila, de Toledo… hay una zona que se conoce como el Valle del Terror, donde yo he toreado alguna novillada que son corridas de toros y que cuando llego a casa y veo en las fotos esos bichos y digo “Dios mío, pero si eso era un buey”. De hecho hay comisiones de la llamadas Ferias toristas que llegan a las ganaderías en pleno campo y dicen: “enséñanos las novilladas más grandes que tengas”. En fin, el novillo grande a lo mejor es más vistoso para el público, pero en general para el torero se para antes. Yo he toreado mucho en San Fernando y en El Puerto de Santa María y son novilladas más cómodas que las que toreo por ahí arriba.

—Vamos al origen ¿Por qué te decidiste a ser torero?
—Verás, mi padre es entrenador nacional de fútbol y estando entrenando en Paterna, uno de los futbolistas que él tenía era el hijo del mayoral de una ganadería, la de Maria del Carmen Camacho, y a partir de ahí, a mi padre que siempre le ha gustado mucho los toros, iba mucho a la casa, a tentaderos, a herraderos y demás. Y cuando se murió el mayoral, a su hijo, el futbolista le ofrecieron ser el mayoral de la ganadería, por que estas cosas suelen ser hereditarias y pasan de padres a hijos y aceptó. Y mi padre siguió con su amistad con él y yo tengo una foto en la que este hombre me tiene en brazos y yo no llego ni a la cuarentena y un día él pasó por el colegio de San Fernando donde yo estaba y me dijo que si me apuntaba a la escuela taurina como una actividad extraescolar más, como el que se apunta a karate o a fútbol. Y hasta que me puse delante de la becerra aquella y noté que era lo mío y que me quería dedicar a esto y hasta ahora.

—Bueno, no me negarás que estando en Cádiz, una ciudad sin plaza de toros, alguien con tu edad que diga en clase que quiere ser torero cause extrañeza como poco. Resulta un bicho raro, como el que quiere dedicarse al béisbol, por poner un ejemplo.
—Mis amigos de Cádiz no me conocen por Fran. A mi me conocen como el torero. Suena raro, pero siempre me han apoyado. Aquí en Cádiz hay gente a la que le gusta, a quien no le gusta, pero siempre me han respetado.

—No me refiero tanto al encontronazo con antitaurinos, que los habrá, sino porque el deporte nacional gaditano que no es otro que dar la carga a alguien.
—Pese a eso, siempre me he sentido respetado (risas).

—¿Cuales son tus toreros de referencia? Los que te hayan dicho algo.
—A mí siempre me ha tirado más un toreo clásico, más puro, como el que solía hacer Manuel Caballero, Espartaco, César Rincón y de ese estilo. O Paco Ojeda, de Sanlúcar, con un estilo a lo mejor no tan artista como el que pueda hacer Morante de la Puebla o Rafael de Paula. Y en la actualidad me fijo en el toreo de El Juli, Perera, con un toreo puro de verdad. Aunque yo no me fijo tanto en un torero como en lo que pueda hacer o no hacer. Por ejemplo, a mí me puede gustar mucho como torea Jesulín de Ubrique con el capote, pero Jesulín mide un metro ochenta y cinco y yo mido uno setenta, y el capote que usamos son muy diferentes. Me suelo fijar en cosas y adaptarlas a mis características.

—No sé si te pongo en un compromiso, pero nombra al toreo que más te ha gustado con la capa, con la muleta y al que mejor mata.
—Me ha gustado desde siempre entrando a matar Uceda Leal o El Juli. Con la muleta, Manuel Caballero o César Rincón. Con la izquierda, El Cid y de ellos intento coger algunas pinceladas. A lo mejor puedo coger el muñecazo de uno y el comienzo de otro.

—¿Y ves toros en tu casa?
—Tengo que estar solo o con mi pareja solamente. Como haya mucha gente, que si uno te habla, te pregunta, te distraes y ni ves ni haces caso ni nada…

—Ahora estás en una buena racha, pero ¿cómo llevas estos meses donde el traje de luces permanece en el armario, en una época donde las novilladas escasean? ¿Has pensado en arrojar la toalla?
—Hombre, en tirar la toalla no, pero hay veces en las que te cansa mental y moralmente, cuando ves que están toreando compañeros que llevan veinte festejos y tú en casa pensando “tan mal lo hice yo el año pasado para que no me llamen”. El año pasado mismo ya llevaba en estas fechas cuatro novilladas y cuatro puertas grandes, y hay momentos en los que te aburres, pero no, no pienso tirar la toalla.

—En esos momentos tienes a tu lado a un tal Paco Gómez, que es tu padre y del que te voy a contar yo una anécdota, ya que sin ser torero me echó un capote en cierta ocasión que coincide con cuando el Ateneo nombró a nuestro periodista taurino Luis Rivas ‘Gaditano del Año’ y a mí se me ocurrió una foto de portada para ‘Viva Cádiz’ con él en la plaza Asdrúbal, donde antes se levantaba la plaza de toros de Cádiz y asiendo un capote de la manera más torera posible, y más rápido apareció ese tal Paco Gómez, tu padre, presto con el capote…
—A mi padre le estoy agradecido desde siempre y para siempre, siempre me ha apoyado y siempre está ahí.

—Pues nada Fran, que todas las puertas grandes a ti se te queden chicas y mucha suerte y muchas gracias.
—Gracias a ti.

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