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El jardín de Bomarzo

La reforma retwitteada

¿Las reformas que se introducen en las leyes las aprobamos para aplicarlas o solo para dar ruedas de prensa y, a partir de ahora, retwittearlas?

“Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad”. Don Hilarión.

El twitter de D. Mariano. La situación económica actual lleva a sensibilizarnos a todos sobre la necesidad de cambiar. No podemos perder la perspectiva del pasado, la historia de nuestro mundo es el relato del estado permanente de cambio en todos los órdenes, social, político y tecnológico, siendo éste último el que siempre ha derivado en los cambios fundamentales de la sociedad. El entorno político lo sabe y la actual rueda o máquina de vapor es internet y sus redes sociales, mundo aún incontrolable que les preocupa y ocupa y lo hace hasta el punto de que la pasada semana, mientras Rajoy daba en la Moncloa una rueda de prensa para presentar el Plan de Reformas de las Administraciones Públicas, y como si gozase del don de la ubicuidad, contaba en su twitter las diez líneas más importantes de la Reforma de las Administraciones Públicas. Ya lo dijo Don Hilarión en 1894. Leo los diez twits -una de las últimas palabrejas incorporadas a nuestro vocabulario- que nos manda Don Mariano y, una vez superado el impacto del medio usado, mi memoria hace sentirme inmerso en un déjà vu, que dirían los franceses, y un “esto me suena”, que diríamos muchos españoles. Google me dirige a la web de la Moncloa, donde el gabinete de comunicación del Presidente resume: “El documento, que puede ser muy útil al Gobierno y a las Comunidades Autónomas para una puesta a punto de nuestra administración pública, incluye 217 medidas que, según el presidente, han sido definidas para reducir gastos en aras de una mayor eficiencia de la administración pública, simplificar trámites, suprimir órganos o entidades innecesarias, agilizar procedimientos y mejorar la gestión de los medios públicos”. Me sigue sonando.

El informe CORA. Hasta ahora el análisis de la situación de las administraciones públicas y las propuestas de reformas se integraban en lo que se conocía como Libro Blanco, el último fue el presentado hace once años por Ángel Acebes, ministro de Aznar. Supongo que en la idea de ser novedosos con el marketing ahora este estudio se presenta bajo el título de Informe CORA -iniciales de la Comisión para la Reforma de las Administraciones Públicas-. No sé si la inspiración ha venido del Informe Lugano, libro de Susan George en el que relata cómo el grupo que dirige en la sombra los hilos del mundo encarga a una comisión de expertos el estudio de las amenazas que se ciernen sobre el capitalismo actual y las propuestas para frenarlas, estrategias de manipulación de los organismos internacionales para crear una situación económica que garantice la permanencia futura del capitalismo. En general, el Informe CORA no aporta nada novedoso y resultan agotadores los años que llevamos escuchando baterías de propuestas para mejorar la eficiencia, la calidad de los servicios y la modernización administrativa sin que, a la hora de la verdad, esto se produzca. Aceves ya lo planteaba en su Libro Blanco y posteriores gobiernos lo han venido reiterando, de hecho el Presupuesto Base Cero fue aconsejado por el profesor Barea, en 1996, con el Gobierno de Aznar y, por lo visto y 17 años después, aún no se ha implantado, supongo que porque repartir el dinero presupuestario en función de lo que se gastó el año anterior facilita la mentalidad de “soy más importante cuanto más presupuesto tengo” y, además, es más fácil y cómodo en comparación con hacer cada año un ejercicio de determinación de las necesidades y de los ingresos con los que se va a contar, partiendo de cero, como si el año pasado no hubiese existido.

La iniciativa de centralizar las compras de los suministros ya la contempló el Gobierno de Zapatero en la Ley de Contratos del Sector Público del año 2007 -¿no se viene aplicando?-, todos sabemos que el principio de economía de escala implica una reducción del precio y, por tanto, un ahorro en el gasto, ¿porqué ha interesado no llevarlo a cabo tras 6 años? Sigo consumiendo neuronas y esto me lleva a que la supresión de órganos o entidades públicas innecesarias viene siendo iniciativa recurrente, de hecho Zapatero presentó un Plan de racionalización del Sector Público Empresarial en mayo de 2010 y ahora nos enteramos que seguimos teniendo 451 entidades públicas estatales, 2.357 autonómicas y 1.924 locales, o sea 5.000 entidades además de las Administraciones Públicas de las que dependen; no dudo que algunas sean necesarias, convenientes e incluso eficientes, pero deduzco que las más podrían ser prescindibles y eso sí que sería una reducción de gastos considerable.

Por otra parte, el control del pago de las deudas con los proveedores y los plazos de morosidad ya se reguló en la Ley denominada Lucha contra la morosidad de diciembre de 2004, endurecida con una modificación de 2010 -¿tampoco estamos cumpliendo con esto?-. Por último, la simplificación de trámites administrativos para la apertura de empresas, y esto es fácil de recordar, en 2006 aparece una famosa Directiva Europea, la de Servicios, que, en octubre de 2008 se incorpora a las leyes españolas, con una presentación -a bombo y platillo y aún sin twetter-  a cargo de la entonces Vicepresidenta del Gobierno de Zapatero, Teresa Fernández de la Vega y del ministro Solbes, que llegan a destacar el impacto de la medida con un previsible aumento de tres décimas del PIB -craso error de cálculo del que mejor ni hablar- y, también me viene a la memoria como en Jerez, en el otoño de 2008, el Primer Teniente de Alcalde del gobierno socialista, Casto Sánchez, presentó la implantación de esta directiva y haciendo a este ayuntamiento pionero en su aplicación. Llegados a este punto, dejo descansar a mis dos o tres neuronas y me asalta una duda: ¿Las  reformas que se introducen en las leyes las aprobamos para aplicarlas o solo para dar ruedas de prensa y, a partir de ahora, retwittearlas?

Duplicidades y la autonomía municipal. En los 252 folios del Informe CORA hay algo que reconozco novedoso por su contenido y, sobre todo, por la carga de profundidad que conlleva y es la recomendación a las Comunidades Autónomas sobre la conveniencia de eliminar Instituciones que se han creado a imagen y semejanza de las estatales, en concreto los Defensores del Pueblo -existentes en 11 de las 17-, las Cámaras de Cuentas autonómicas -de 13 autonomías- y los 17 Consejos Consultivos -sólo Cantabria carece de él y Cataluña tiene 2-. Todos trabajando sobre lo mismo, con sus sedes, su personal y sus gastos de funcionamiento. La propuesta deja muy claro que: “No se cuestiona la competencia de las CC.AA. para crear dichos órganos, sino que se trata de reflexionar acerca de la idoneidad, eficacia y eficiencia que tienen estos órganos, y más aún, en un periodo de crisis como el actual”,  por lo que los miembros de la CORA aconsejan su eliminación y la asunción de las competencias territoriales por su homónimo estatal. Propuesta sensata, que imbuida del respeto a la organización autonómica y sus competencias es una recomendación pese a que esconde una crítica al entramado administrativo e institucional que se ha originado como consecuencia del llamado Estado de las autonomías y que un sector de la población, cada vez mayor, demanda de análisis profundo y, de él, consecuente reforma, que aún hoy y pese a la crisis no resulta políticamente correcta o conveniente; al igual que ocurre con la demanda ciudadana, clara y contundente, sobre la necesidad de una reforma profunda del sistema político. De estas dos nada hay previsto, sigue siendo más oportuno centrar la atención en el denostado empleado público y en la imperiosa necesidad de mejorar la eficacia, eficiencia y modernización administrativa, que no digo yo que no sea necesaria, que lo es, pero que no es suficiente ante un sistema administrativo y político que requiere de actuaciones contundentes, rigurosas y sensatas para, a partir de ellas, construir futuro para los que vienen, que son jóvenes y son nuestros. Retwittear lo mismo o parecido cíclicamente para después casi no aplicarlo, como en muchos casos ha sucedido y ejemplos cito, resulta, a mi entender, una falta de respeto enorme hacia las neuronas activas en la memoria de esta sociedad, la más madura, tecnológica e intelectual de la historia, que no confía en sus dirigentes políticos y eso es muy grave y eso es algo que a pulso el gremio se ha ganado con, entre otras cosas, tantas y tantas promesas que no pasaron de ser inútiles brindis al sol.

 

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