¿Cómo se produce su entrada en el mundo del sacerdocio, y concretamente en la Orden Trinitaria?
- Desde pequeño participé en la vida de fe de Alcalá. Pertenecía a la Parroquia de Santa María la Mayor y tras la Comunión, continué en grupos de postcomunión hasta la Confirmación. Luego tuve experiencia de catequista y participé en varias convivencias juveniles que me hicieron tener muy buenos amigos y descubrir unos testimonios cristianos que me impactaron. Mi vida de fe también la viví siendo cofrade de la Virgen de la Cabeza, ya que me crié en el barrio de San Marcos y pertenecí al coro de la Cofradía; y además pertenecía a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús y Santa Caridad, donde gracias a mi tío Mariano, participé como costalero antes de ingresar a trinitario. Para entrar a Trinitario fue decisiva la Virgen de la Cabeza, Santuario donde se encuentra presente la Orden trinitaria y mi relación con las trinitarias. También con las Dominicas desde pequeño tenía una buena amistad. Participé en unas convivencias más vocacionales y sentí como Jesús me llenaba de amor y gozo y no podía más que entregarle a él mi vida para que otros pudieran experimentar aquella alegría de encontrarse con Jesús y me pareció que siendo trinitario era la mejor forma de hacerlo. El carisma trinitario propone dar gloria a Dios Trinidad a través de la promoción y liberación de la persona.
¿Se vive una verdadera crisis vocacional en la actualidad en nuestro país?
- Es evidente que en las últimas décadas han bajado las vocaciones consagradas y sacerdotales, aunque en los dos últimos años han repuntado el número de seminaristas quizás por la celebración de la JMJ o porque está llegando una nueva generación. Desde la perspectiva del Vaticano II, todas las personas tenemos vocación, un camino para ser felices y hacer felices a los demás, siguiendo el ejemplo de Jesús, entregando la vida por amor por lo que Dios sueña para ti. Desde este enfoque creo que los cristianos tenemos que ir tomando cada vez más consciencia de nuestro papel para mejorar la sociedad con los valores que propone Jesús, ya sea desde la vocación sacerdotal, la matrimonial o cualquier otra.
Las estadísticas también nos hablan de un descenso del número de españoles que se declara católico, ¿cree que se da también una crisis de fe?
- Sí, creo que hay crisis de fe y de valores además de la crisis económica. Viendo cualquier periódico es penoso ver cuanta corrupción y falta de valores hay. Esto puede ser una causa del descenso de los católicos en España. Lo que es cierto es que los valores del Evangelio, fraternidad, igualdad y libertad, que están en la raíz de la cultura occidental y la democracia, deben ser impulsados en la sociedad contra la corrupción e intereses egoístas. En este sentido creo que los cristianos tenemos mucho que aportar para renovar nuestra sociedad. Otro dato estadístico interesante es que el número de cristianos a nivel mundial va en aumento, a pesar de que en Europa pase lo contrario. A veces los más pobres tienen mejores principios y son más solidarios y felices.
¿Cuál será el mensaje esencial de su pregón?
- Estamos celebrando el año de la fe y desde mi experiencia personal considero que la Semana Santa es una puerta para entrar a la fe, a la experiencia de encuentro con Jesús, que por amor a tí y a mí, ha entregado su vida para salvarnos, para que vivamos con esperanza y luchemos contra cualquier dificultad que encontremos en la vida. La Semana Santa es sacar a la calle los misterios de fe y salvación que celebramos dentro de la Iglesia la comunidad creyente. Es un trabajo colectivo, una suma de fuerzas para hacer una bella manifestación de fe.
