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Consecuencias de una noche trágica

Lo que pudo ser el despertar de un Sevilla mediocre se tornó en una horrible pesadilla, dejando al equipo, al club y a la afición muy tocados

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  • El sevillismo teme -

No pudo ser por un motivo muy simple que en este mundo del fútbol se traduce al reconocer que tu rival fue y es mejor que tú. Los del Manzanares alcanzaron una final que hubiera sanado muchos males nervionenses por esta sencilla razón. El Atleti, a día de hoy, es un equipo infinitamente mejor en lo técnico y, sobre todo, en lo táctico, recordando por momentos a aquel Sevilla de Juande Ramos.

Pero la eliminación, más allá de obtener el billete para la tercera final copera en siete años, deja consecuencias dificilmente salvables. En primer lugar, en lo futbolístico te quedas durante cuatro partido sin uno de los hombres más en forma del plantel. El pisotón del joven francés Kondogbia le ha  deparados una sanción excesivamente dura. Todo ello, sin mencionar los tres duelos coperos que la próxima temporada Medel se perderá por su arrebato de locura y agresividad, si es que el chileno sigue en la entidad rojiblanco, claro está.

Pero vamos más allá. La eliminación y, por lo tanto, la opción de alcanzar Europa por el camino más corto, deja al club sin percibir un mínimo de 8,5 millones de euros, nada más y nada menos. Cifra que pudiera ascender a los 14 kilos, según la actuación que el equipo hubiera desarrollado en la próxima edición de la Europa League. Así, esta situación reabre otro debate, la venta de jugadores en el próximo mercado veraniego.

Se estima que las ganancias en aspectos de carácter extraordinario (sin Europa de por medio) para la próxima campaña deben rondar los 25 millones de euros para sanear cuentas. Unas cantidades que sin competición europea deberá paliar con otra serie de activos, en este caso, con nombres propios. Así, los Negredo, Rakitic, Medel y compañía podrían tener los días contados en el club por cuestiones de necesidad. 'Novias' en el mercado no le van a faltar. Ahora, el problema no será retenerlos, sino negociar fuertes y venderlos al mejor postor. 

Claro, las ventas en esta época de vacas flacas no reportaría fichajes de enjundia ni similares a los que, llegado el momento, se puedan llegar a marchar. Otro debate más en el aire. ¿Sigue siendo Monchi la persona mejor cualificada para abordar la dirección deportiva de la entidad? La planificación de los últimos años obviamente ha empeorado hasta tal punto que alcanzar la séptima plaza parece incluso una utopía. El papel del equipo en la Copa del Rey ha sido más que digna, además eliminado por un grandísimo conjunto, pero ello no se ha visto reflejado en la competición doméstica y ahí sí que toma tajada de culpabilidad el propio Monchi. La regularidad viene brillando por su ausencia en los últimos años. Los entrenadores, casi todos de perfil medio, no han podido dar más de lo que son y han demostrado hasta ahora en el fútbol (Manzano intenta salvar al Mallorca. Marcelino juega en Segunda. Y Míchel se ha dado con la primera en la frente en Europa en su aventura griega). Emery, aparentemente, ofrece otra serie de garantías, pero claro, ¿será suficiente para llegar a la séptima plaza? Monchi también es señalado cuando el aficionado observa un once competente sobre el terreno de juego pero mira al banquillo y los recursos son nulos. Con once jugadores, más uno o dos de nível medio-bajo, no te da para obtener objetivos de cierto calado. A ello, ahora hay que unirle que Monchi y su departamente contará con una economía de guerra para fichar. Por ello, el de San Fernando está en el punto de mira de muchos. Sin olvidar por supuesto al propio José María del Nido. Un gran encantador de serpientes que comienza a flaquear.

En definitiva, lo del miércoles ya está pasando factura y es sólo el principio. ¿Remedio para la enfermedad? Tan sólo uno, alcanzar Europa por la vía liguera.

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