Inaugurado julio y con la subida de temperaturas vendrán probablemente nuevas medidas de apriete general, otra vez, que reafirmarán al ciudadano en la idea que ha de pagar la fiesta que celebraron otros. No sé quién, pero otros. Con la subida de luz igual pasamos el verano a velas, dos, y agitando el abanico observando ese aparato de aire acondicionado que no hace mucho soplaba sin temor y que ahora asusta por su consumo, aunque igual luego nos suben el IVA y hasta el abanico resulta improcedente para nuestra economía. En fin, más de lo mismo.
Junta directiva. El lunes está prevista en Sevilla junta directiva nacional del PP a la que acudirán Rajoy, Cospedal y, evidentemente, Arenas con todo el arrope regional donde, con mandan los cánones en estas lides, aclamarán al hasta ahora presidente regional por su aportación de veinte años en esta su comunidad. No faltarán abrazos. Para Cospedal será un momento de escenificación pública de lo mucho que ha hecho para provocar este cambio de mando en Andalucía a través de su hombre y candidato a presidente regional, Juan Ignacio Zoido, que en ese proceso emprendido para borrar el arenismo el lunes citó a cena en Antequera a los presidentes provinciales para unificar voluntades y acudieron todos, excepto el alcalde de Lepe y representante de Huelva. Estaría ocupado.
Y en la cena Zoido expresó su voluntad de dar un cambio de giro radical al modelo de gestión del partido dándole más importancia y mando a los presidentes provinciales en contra de lo que ha venido haciendo Arenas que, según piensa y dice, quiso provincias más débiles para de este modo fortalecer su liderazgo y eso con él, dijo, va a cambiar, pero por contra pide libertad de manos para designar a su secretario general. Daré después pero dadme ahora. Teme imposiciones como la pretendida con Elías Bendodo y él apuesta directamente por José Luis Sanz, alcalde de Tomares y para nada de la cuerda de los salientes y Sanz, José Luis, quiere y sondea apoyos con algunos presidentes provinciales, al menos con los que sabe podría contar. Y contará con Nieto, de Córdoba, muy de Cospedal, con Moya, de Jaén, amigo personal, y posiblemente con Granada y Almería, más Sevilla, que es él, mientras que Huelva, Málaga y Cádiz, sobre todo, son más de Javier. Loaiza, de hecho, expresó en la última ejecutiva un algo así como “nos han pedido apoyo para Zoido y lo traslado, pero que cada compromisario actúe como entienda…”.
Internamente a Zoido le critican su idea de no abandonar la alcaldía de Sevilla y querer compatibilizar dos cargos que requieren tanta dedicación, al tiempo que todo el mundo ve desmedido el sevillanismo que con la elección de Sanz le daría a la cúpula del PP regional y eso fuera de Sevilla vende poco y mal. Las otras opciones, al margen de Bendodo y Sanz, son Rojas, Crespo y Juanma Moreno, éste último gusta mucho a muchos pero su trayectoria en Madrid es emergente junto a Mato, donde se curte, y tal vez su retorno a Andalucía podría entenderse en clave de candidatura si Zoido, como dice, no está en esa idea, pero lo estará en cuanto controle las riendas del partido y en eso anda.
El modelo de Zoido para el partido es que sea controlado por el presidente, secretario general y los ocho presidentes provinciales. Diez personas. Ubicado él, pide libertad de elección para el segundo. Dos. Quedan ocho. ¿Seguirían todos los que están siendo el PP presidencialista o es aventurado pensar que tal vez influya para que aquí o allá cambien personas? Es bonito decir eso de que aquí mandamos todos en la idea de que al final todos sean míos y, entre todos, yo. ¿O no? Y a algunos el sonido a guillotina resuena como un eco lejano que toma consistencia a media que avanza el proceso y más cuando ven a un desolado Javier Arenas, “cabreado con el mundo” que estratégicamente la pifió cuando subió solo a proponer de presidente a Antonio Sanz sin el respaldo de las provincias y, en directo, Cospedal le fulminó. “De principiantes”, dicen. Y todo se une en esta coctelera que es hoy el PP andaluz y de la cual saldrá una mezcla que veremos del gusto de quién es.
Y en el PSOE. Dos fechas emergen. Una la del congreso regional donde aclamado será Griñán con oposición, encabezada por Jaén y por el malestar creciente que allí florece porque “hemos aceptado todo y obtenido nada” a cambio y eso, en la capital mundial del aceite y la política activa, no es algo a lo que estén acostumbrados. Anuncian firmeza en su posición en el congreso y confían que otras provincias, al menos la parte enfrentada al mando, se sume y no como contracorriente, o sí. Ya se sabe, Toscano por allí, Pizarro por aquí, otros en Málaga, Almería… Todos contra Susana, que maneja la idea de poner de secretario de organización a Juan Cornejo, al que ya nombró presidente de la gestora en Jaén, que es muy suyo para todas las cosas en Cádiz y que con él tendría controlado lo orgánico del partido. Mario Jiménez vigila desde Huelva porque muy apartado se ha visto en el reparto institucional y no parece por la labor de verse también en el orgánico. A Griñán de momento no se le espera.
Por Cádiz tampoco, donde los suyos toman posiciones de cara al congreso tras solucionar las dudas entre Irene García y Jiménez Barrios y queda por establecer el reparto final en cuanto a cargos y ahí la alcaldesa de Sanlúcar quiere a Rafael Márquez de secretario de organización y a Juan Carlos Ruiz Boix de vicesecretario, un trío que entiende solvente para el cambio que pretende. Pero Márquez aspira a la ejecutiva regional y además en la cuadratura final deberá tener en cuenta otros factores, mientras que su opositor, Rafael Quirós, se presenta bendecido por el discurso de ir “limpio sin cargos que ofrecer” como algo nuevo, que lo es. De toda la vida sus tutores, que son Pizarro y Cabaña, han ganado sus cosas ofreciendo cargos a diestro y siniestro y da como risa ver al alcalde de Barbate abrazarse a lo contrario. En fin.
Un partido. España e Italia seremos un desastre ajustándonos al déficit pero divirtiéndonos somos los mejores, y para eso también hay que nacer. Al menos nos queda el fútbol. Si la pasión que en él ponemos fuera invertida proporcional y globalmente en aunar esfuerzos para reorientar el presente, tal vez saldríamos de la crisis a finales de semana. Ese es el partido que nos queda por jugar, creernos Iniesta, ese manchego pequeño y mágico que eleva el amor patrio a niveles que esta triste España no encuentra por otros caminos.