Pintada por el artista malagueño en 1905, cuando tenía veintitrés años, la exhibición de la obra en la sala 60 del museo se encuadra en el programa La obra invitada, patrocinado por la Fundación Amigos del Museo.
Tras la intensa y melancólica expresividad de su época azul, en el periodo rosa, desarrollado en París en 1905, Picasso indagó de un modo esencial en los aspectos más plásticos de la pintura: el dibujo, conciso y enérgico; la forma, cerrada y perfecta; y el volumen, muy marcado.
“Su búsqueda se orientó así hacia un rumbo muy distinto al de los jóvenes artistas franceses, fascinados por el colorido violento del fauvisme”, comentó durante la presentación Javier Barón, jefe del Departamento de Pintura del siglo XIX del Prado.
La acróbata de la bola” óleo sobre lienzo de 147x95 cm, es en su opinión uno de los máximos exponentes del genio de Picasso.