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La represión de la mujer en la Guerra Civil

Las crónicas del fanatismo quedan plagadas de nombres, de vidas rotas condenadas al olvido y a la desmemoria

Publicado: 24/11/2024 ·
14:21
· Actualizado: 24/11/2024 · 14:21
Autor

José Antonio Jiménez Rincón

Persona preocupada por la sociedad y sus problemas. Comprometido con la Ley y el orden

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“Nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad. Y de paso también a sus mujeres. Esto está totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen”, predica el genocida Gonzalo Queipo de Llano desde los micrófonos de Unión Radio Sevilla (emisora de la actual Cadena SER).

Desaparecidas. Maltratadas. Mutiladas de la historia. Las mujeres sufrieron la violencia extrema fascista en la Guerra Civil con una saña especial. Torturas, violaciones, secuestros, robo de bebés, rapados y aceite de ricino. Y desaparición forzada. Es el terror como pedagogía social, como elemento político y de adoctrinamiento machista. Un marco de barbarie que dibuja una triple represión para ellas: por su implicación social y política, por su relación familiar con rojos, y por el simple hecho de ser mujer. También sufrieron las mismas vejaciones en la postguerra. Para los franquistas la mujer era un auténtico cero a la izquierda.

La transformación del país que promovió la Segunda República pasaba por la igualdad de género. El fascismo mutiló ese nuevo sendero feminista. El castigo a quienes osan transgredir los límites va a ser brutal. Enfermizo. Las crónicas del fanatismo quedan plagadas de nombres, de vidas rotas condenadas al olvido y a la desmemoria.

“La hemos enterrado como una puta”, hace memoria el sepulturero. Con un hombre arriba y otro abajo, muertos. Penetrándola, o semejando que lo hacen, en una siniestra coreografía. Ella es Antonia Regalado. Tiene 22 años cuando es violada y ejecutada por los rebeldes, episodio vivido en Fregenal de la Sierra (Badajoz): Durante la guerra civil y la dictadura franquista las mujeres republicanas sufrieron un tipo de violencia específica basada en el género.

Durante la ocupación militar numerosas mujeres fueron violadas y ejecutadas, no en pocas ocasiones embarazadas. A veces, la vejación de las víctimas no finaliza con la muerte. La tierra también descubre cómo las mujeres eran generalmente las últimas en ser introducidas en los depósitos y con patrones de enterramiento diferentes a los varones. Ellas eran víctimas de múltiples tipos de represión sexual con un componente altamente simbólico como medida para desacreditar a la Segunda República. El castigo femenino podía ser físico, a través de la ejecución, tortura y violación primero durante la guerra y luego en las cárceles de Franco. Las mujeres son empleadas como un arma de guerra. Y los soldados usando la violación de sus cuerpos para aterrorizar y castigar a los enemigos. Porque en las guerras, a lo largo de la historia las mujeres han sido víctimas de todo tipo de actos de violencia sexual. La guerra española no fue menos.

“En el caso español la violencia de género no se dio solamente durante el período del golpe de Estado, sino que continuó durante la guerra y también con fuerza durante la dictadura, tanto en las cárceles franquistas como en la lucha contra la guerrilla armada”, explica la investigadora Laura Muñoz-Encinar. Una represión específica de género que nació además de una idea reaccionaria: el feminismo y las políticas de igualdad introducidas durante la Segunda República promovían, a ojos del fascismo español, la creciente corrupción de la mujer. De ahí que acabaran castigadas por actuar de forma impropia a su género hasta el punto de que roja adquirió el significado de no-mujer.

“Las mujeres se llevaban la peor parte del franquismo, desde que nacían”, cuenta la escritora Almudena Grandes (+27-11-2021). La represión contra las mujeres nace de varios vientres. Como consecuencia de su actividad política durante la República. Porque eran esposas, madres, hermanas… familiares de republicanos. Y por el simple hecho de ser mujer. Los fascistas consideran a las mujeres seres inferiores y volubles, que hacían uso de las revoluciones sociales para dar rienda suelta a sus latentes apetitos sexuales, convencidos de su crueldad, perversidad innata y criminalidad natural.

“Para el franquismo, las mujeres carecían de derechos civiles y políticos, construyendo el ideario de mujer en base a una estructura patriarcal católica”, resume la investigadora. Como un sujeto social de segunda clase. La opresión machista cosida en la vieja tela del nacionalcatolicismo. El escarmiento adoctrinador, el castigo a las derrotadas, las excluidas. El destierro interior que condena a las rojas. La venganza del fascismo español desde una ejecución poliédrica: secuestro, violación, tortura, muerte y olvido.

Escribo este artículo como homenaje al lunes 25 de noviembre y en recuerdo de esas miles de mujeres que lo perdieron todo por el hecho de ser de izquierdas o por la simpleza de haber vivido en un régimen republicano. Mujeres buenas, de pueblos, mujeres de sus casas y de su familia, trabajadoras, sacrificadas, que pasaron muchas penalidades, hambre, piojos y frustración. Que no se repita nunca más.

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