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Alcalá la Real

El día en que un cauce de agua alcanzó los seis metros en Charilla

El desborde del Guadalcotón llegó a tener unos treinta metros de ancho; es el segundo episodio de estas características en menos de un año en el término

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Dos días después de la histórica tormenta que sorprendió a la aldea de Charilla en la tarde del pasado sábado 20 de abril aún continúan y continuarán por bastante tiempo los trabajos de limpieza, reparación y evaluación de los daños. Pasear por los lugares en los que la tormenta fue adquiriendo mayores dimensiones es comprobar in situ las cicatrices que es capaz de dejar la fuerza del agua cuando la furia de los elementos se desata.

“Las consecuencias sobre la Vega de Charilla son terribles. Da miedo ver los estragos que ha hecho la tormenta. El cauce que atraviesa la Vega, que generalmente va seco, y que tiene una profundidad sobre la superficie de unos seis metros, llegó a desbordarse. Por tanto, estamos hablando de que el agua ha llegado a alcanzar una altura de entre seis y siete metros en algunos puntos. Ha devastado toda la hortaliza que hay en la zona. Ha hecho también bastante daño a los cultivos de cerezo. Se ha llevado árboles, hasta veinte almendros en alguna finca”, reconocía el alcalde, Marino Aguilera, en declaraciones efectuadas el domingo.


“El hecho de gran parte de la precipitación cayera en forma de granizo redujo un tanto los efectos. En la madrugada del sábado, hasta aproximadamente las cuatro, el personal de Obras y Servicios del Ayuntamiento estuvo realizando labores de limpieza, en colaboración con los vecinos, y continuaron en la jornada del domingo y este lunes. Ahora, lo que vamos a iniciar ante la Junta de Andalucía, es el trámite para la declaración, no de Zona Catastrófica, pero sí la de Catástrofe Pública, que es competencia autonómica, con la que esperamos poder conseguir ayudas para cubrir los daños producidos en carreteras, caminos rurales y bienes públicos”, señalaba el primer edil.

En la misma línea se ha manifestado el alcalde pedáneo de Charilla, Francisco Rosales. “Hay muchos daños, no solo en las huertas, el cerezo y el almendro, sino también en la propia aldea, muchas farolas afectadas por la caída de rayos, así como numerosos electrodomésticos, ha llegado incluso a partir alguna piscina”. “Las personas más mayores de la aldea nunca habían visto nada parecido, el desborde del río llegó a tener treinta metros de anchura”, asegura.

Es el recuerdo que queda de un sábado que amanecía soleado y plácido, con un simple aviso amarillo por tormentas en la Sierra Sur, que podían dejar, según la Aemet, unos 20 litros de precipitación. Sin embargo, algunos pluviómetros de la zona llegaron a registrar hasta 130 litros. Es algo que nos muestra lo impredecible que pueden llegar a ser los fenómenos de estas características, fenómenos que, por otro lado, cada vez se están volviendo más frecuentes. Recordemos que solo hay que remontarse al 4 de junio del pasado año 2023 para encontrar un acontecimiento similar en nuestra localidad, concretamente en la aldea de San José de La Rábita. Las consecuencias del cambio climático no son ya una amenaza, son una certeza.

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