Poco a poco, los pronósticos del tiempo se iban haciendo cada vez más rigurosos y no estaba claro que la lluvia no fuera a hacer acto de presencia a media tarde en Alcalá la Real. Ante tales perspectivas, la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén y Nuestra Señora de la Estrella optaba por adelantar media hora la salida de la estación de penitencia.
Todo se ponía en marcha, por tanto, a las cuatro y media, coincidiendo justo con un lapso en el que los cielos se han abierto un poco y ha llegado incluso a lucir el sol. Eran muchos los que ya se habían congregado, primero en la iglesia de las Angustias y más tarde a la salida de los pasos en la casa de hermandad, en la calle Martínez Montañés.
Con la emoción acostumbrada, marcada por un año de espera, llegaba el momento de la salida de los pasos. Primero el de Jesús entrando en Jerusalén, la popular Borriquilla; más tarde la Virgen de la Estrella. Flores y vítores escenificaban este ansiado instante, con el que se abre la Semana Santa alcalaína.
Había satisfacción ya que era mucho el trabajo que había detrás, como cada año. En esta ocasión, se estrenaba la terminación de la talla del paso, además de la túnica bordada de Jesús. En el paso de palio se estrenaba el juego de ciriales y pértiga, además de las ropas bordadas para el cuerpo de acólitos.
No ha sido la tarde de Domingo de Ramos más lucida que se recuerda, ya que el cielo se ha tornado encapotado durante la mayor parte del recorrido, pero al menos, se ha cumplido, si bien las perspectivas para el resto de la Semana Santa no son, ni mucho menos, tan halagüeñas.