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Alcalá la Real

La pintoresca belleza otoñal del río Velillos

El río que nace en Frailes y discurre por las Riberas, ofrece estos días toda su paleta de colores otoñales, que atrae a no pocos visitantes

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  • Cascada de la Media Luna. -

No es rico el término de Alcalá la Real en cursos de agua que se mantengan de forma estable a lo largo del año, y la sequía de los últimos tiempos ha acentuado, si cabe, esta carencia. Por eso en estas fechas son muchos los que vuelven a acercarse al cauce del río Velillos para disfrutar del que es, seguramente, el entorno más pintoresco que brinda nuestro término municipal en estos días de otoño. Y es que el río Velillos, o Frailes, como también se le conoce en esta parte alta de su curso, ha vuelto a recobrar vida y serpentea entre las navas de Ribera Baja antes de precipitarse hacia la provincia de Granada. En estos lares, es sin duda la Cascada de la Media Luna el lugar más visitado. Desaparecida en la práctica durante el estiaje, su poza vuelve a lucir generosa y una perlada caída de agua jalona su desnivel, aunque muy lejos de pasados esplendores. Luego su curso continúa, manso, entre choperas, pintadas de amarillo, dibujando un paisaje de bosque de ribera entre sembradíos. Algo antes de salir del término de Alcalá, se le viene a unir el río Mures, su principal afluente, cuyo cauce viene a delimitar, de hecho, el límite con Granada.

Ya por tierras de Moclín, el río baja más caudaloso después de recoger los aportes del Barranco de Limones, para cruzarse, más adelante, con los Campos de la Matanza. El funesto topónimo recuerda el escenario donde se produce la conocida como Batalla de Mingo Andrés, en abril de 1424, en la que un buen número de caballeros castellanos procedentes de Alcalá la Real, murieron a manos de las tropas musulmanas que venían de Moclín. Los cristianos, al mando de Pedro Fernández de Aguilar, primogénito del alcaide de la fortaleza de Alcalá, fueron sorprendidos y casi por completo aniquilados en el lugar que hoy se conoce como Fuente de Malarmuerzo, donde había parado a reponer fuerzas.

El río, indiferente a estas tristes historias, continúa su bajada hasta desembocar en el río Cubillas, a su vez afluente del Genil, en la vega de Casanueva. Su viaje hace recordar, por tanto, aquellos versos de Federico García Lorca, en su Baladilla de los Tres Ríos, puesto que también nuestro Velillos, desde las cimas de Frailes, hasta los campos de la Vega granadina, “baja de la nieve al trigo”.


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