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Desde la Bahía

No debía ser una utopía

Quien te vende una mercancía lo hace sobrevalorando sus cualidades y ocultando sus defectos o disminuyendo simuladamente su masa y peso

Publicado: 06/08/2023 ·
19:48
· Actualizado: 06/08/2023 · 19:48
Autor

José Chamorro López

José Chamorro López es un médico especialista en Medicina Interna radicado en San Fernando

Desde la Bahía

El blog Desde la Bahía trata todo tipo de temas de actualidad desde una óptica humanista

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 Antes de lapidar hay que asir una piedra y antes de coger el pedrusco nuestra conciencia debe analizar muy detenidamente hacia quien vamos a lanzarla y sobre todo si somos justos y dignos para arrojarla sobre un semejante o cualquier ser vivo. El "libro sagrado" lo dice: "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra".  La humanidad está harta de vivir escenas virtuosas y pecadoras, que la crítica o como ruede la opinión pública de cada momento, desplazan hacia un extremo u otro. A veces el virtuoso sueña, con lo que el pecador realiza y el secreto o la simulación, lo mantiene en el anonimato de su verdadero deseo. También el pecador busca refugio donde esconder su culpa, procurando qué al ser desconocida, no alcance el calificativo de delito. Somos así. ¿En qué porcentaje? Que las estadísticas hablen, con mayor apoyo y seriedad, que las realizadas con fines políticos, sobre esta condición humana.

 El engaño se viste de "barbie" (ahora de moda) y el rosa pálido cubre los cuerpos de los "enamorados de síntesis" que los laboratorios del progreso lanzan al "mundanal ruido" inmaduros y con escasas posibilidades de largas permanencias. Las separaciones, matrimoniales o no, se erigen en lideres y el divorcio es un reparto de cromos, en el que cada imagen que va a adjudicarse, se pinta con los colores del odio, aunque luego se utilice el eufemismo de "quedamos como amigos" frase que consideramos políticamente correcta, es decir sinónima de la condición "de iscariote" de la posmodernidad y el metaverso.

Quien te vende una mercancía lo hace sobrevalorando sus cualidades y ocultando sus defectos o disminuyendo simuladamente su masa y peso. Se considera lógico, pero luego las "rebajas" ponen de manifiesto estas exageraciones comerciales, al mostrar que aun disminuyendo el 50% de los precios, se siguen consiguiendo ganancias. El alza de los precios, como las mareas, siempre tienen su "Santiago".

Compañero, palabra que tanto gusta en esta democracia "sui generis" española, tiene una finalidad, evitar que, en el bosque humano, haya algún árbol que sobresalga. Amigos, los buenos caben en los dedos de una mano, suprimiendo los impares. Los demás atienden más al trueque de atijaras y al cobijarse en la sombrilla del pudiente o en el carro del ganador. Los conocidos sirven para ejercitar las normas educativas del saludo. Aquí el engaño es realidad permanente. La familia es un cuarteto: padres (padre y madre), hijos, hermanos y abuelos. Su unión debe formar un serventesio completo. Su despeño es que se transforme en figura carnavalesca. El añadirle más estrofas a esta progenie, puede dar lugar a la décima espinela que escribió Fray Luis de León al salir de la cárcel, donde la envidia y mentira le tuvieron encerrado.

Agosto es un mes distinto. Le tenemos que estar agradecido. Es una constante invitación durante treinta y un día, al descanso, el ocio y los recuerdos felices. Hasta los juzgados se hacen eco de su magnanimidad y solo entreabre sus puertas a situaciones de emergencia y las enfermedades paralizan su brazo psíquico, aunque no pueden hacerlo de modo completo con su brazo orgánico.  En este mes, el engaño, el insulto, la maldad o la envidia, quedan anclados en el puerto y la felicidad se mezcla con la arena, las olas y la orilla. Nuestra vertiente noble sobresale, sin necesidad de someterse a estadísticas

Sin embargo, no va a conseguir agosto a pesar de la luminosidad de sus radiaciones solares, aclarar o esclarecer ideas preconcebidas, empecinadas y apoyadas en resentimientos inútiles, que sería preciso abandonar con urgencia.

Nos hablan de deberes de ciudadano, de la necesidad absoluta de ejercer el derecho al voto, de colaborar con las instituciones, de cumplir con nuestros diezmos, de amar a esta tierra en que hemos nacido, de dar "todo" por el beneficio de nuestro país. Pero nuestros elegidos cuando les toca bajar los peldaños de la escalera de soberbia, para comenzar modesta y entregadamente, desde el sótano a reconstruir nuestro edificio nacional, rápidamente se les olvida la unidad y grandeza de España. Dinamitamos y demonizamos a un grupo votado por millones de españoles, a los que queremos arrinconar en el terreno anticonstitucional y ensalzamos otras formaciones de semejante radicalidad, cuando no enemigos de la unidad, o simpatizantes de delitos teñidos de rojo.

Ahora es el momento de demostrar que estos grupos no pueden ser los dirigentes de un país, que hasta ahora solo ha intentado ser democrático, uniéndose las dos grandes formaciones, que tanto pregonan su amor a España, en un solo bloque, firme y sin fisuras que nos aísle definitivamente de la tiranía de las minorías, ínfimas en su porcentaje frente a la totalidad de ciudadanos y que intentan lapidar el país, tirando la piedra sin dejar que se vea claramente la mano, ante la ceguera soberbia de quienes podrían definitivamente solucionarlo. Pero aquí, lleva el poder una vara en vez de un libro, incluso en el inocente mes de agosto.

 

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