Más de medio centenar de Caballistas, acompañados de una docena de carretas, y numerosos romeros ataviados con el traje típico y a pie, acompañaron ayer al Patrón de San Roque en su Romería desde la Ermita al Pinar del Rey.
El Ayuntamiento de San Roque ha concedido permiso para instalar unas 350 casetas en el Pinar. Un total de 600 personas se hacen responsables de estos permisos.
Como estaba previsto, a partir de las 11:00 horas, miembros de la Asociación parroquial Romeros de San Roque trasladaron el santo desde su Ermita a la carreta que los llevó hasta la finca Salomón y, ya por la tarde, al Pinar del Rey.
Antes de ello, en el interior de la Ermita, se rezó una oración por el párroco de Santa María Coronada, Juan Pedro Varo, y la comitiva se dirigió a la nueva calle José Barberán, donde se descubrió una placa que da nombre a la misma vía.
Hubo un recuerdo también para Antonio Barberán Gil, Hijo Adoptivo de la Ciudad que falleció el 18 de abril del pasado año.
Como novedad, este año ante el patrón un grupo de seis niños vestidos de rocieros, tocaban el tambor y la flauta, dándole un toque más rociero a la comitiva. Tras la inauguración de la calle Pepe Barberán, la Romería dirigió camino al Pinar del Rey, al que llegaron sobre las 17.00 horas.
Los actos continuarán hoy con la misa rociera en el Pinar a las 12.00 horas, los concursos de caballos a las 15.00 (entrega de premios 17.30 horas) y el posterior regreso del Santo a las 18.30 horas.
Los barrios
Por otra parte, el Santo Patrón de La Villa (San Isidro), fue paseado por los vecinos de Los Barrios en romería, como es tradicional, en el área recreativa de la Montera del Torero.La salida estaba prevista a las 10.00 horas de ayer sábado, y en ella se sacó a la calle la nueva talla para el Patrón, realizada por el escultor local Bernardo Martínez Torres.
Se da la circunstancia de que delegados sindicales de FSP-UGT en el Ayuntamiento de Los Barrios aprovecharon la romería para reivindicar su situación de impago de la nómina del mes de marzo al paso de la alcaldesa local, Ángeles Ariza. Al paso de San Isidro, no obstante, se mantuvieron quietos por respeto.