Los trabajadores de Unicaja Banco vuelven a estar en pie de guerra. Si hace ya más de un año año se echaron a la calle contra los “excesos” en la regulación de empleos derivada de la fusión con Liberbank, ahora vuelven a protestar por tres motivos claros: que la patronal se siente a negociar la renovación del convenio colectivo que recoja una subida de salarios acorde al aumento del IPC; negociar los contratos hipotecarios que los empleados mantienen con la entidad, ya que a día de hoy, los representantes sindicales aseguran que pagan más que cualquier cliente externo; y sobre todo, negociar la entrada en vigor del nuevo modelo de oficinas, cargado de incertidumbres sobre condiciones y tareas a realizar por los empleados.
Desde CCOO se aseguró que la plantilla de Unicaja Banco “es de las peor pagadas del sector y donde menos se compensa la asunción de responsabilidades”. por lo que “esto tiene que cambiar. Con los beneficios obtenidos gracias al esfuerzo de la plantilla, la entidad debe acceder a las demandas de la representación laboral”.
Ayer dieron el primer toque de atención con una concentración multitudinaria a las puertas de la sede central del banco en la capital malagueña en la que se unieron los sindicatos Cecica, CCOO, UGT, Súmate CIC y CSIF y que han vuelto a convocar para el próximo jueves, con la intención de repetirla cada semana hasta que la dirección del banco se siente a negociar.
Así, Cesica cargó contra el hecho de que “el fracasado modelo de Liberbank se ha apoderado de Unicaja Banco” trayendo “maltrato al personal”. Por eso, entre los gritos escuchados ayer destacaban los que criticaban la subida de retribuciones a los directivos del banco o a los accionistas y los que criticaban abiertamente la gestión el actual consejero delegado, Manuel Menéndez, proveniente de Liberbank.
Así, a juicio de la central sindical independiente y mayoritaria en Unicaja Banco, el dimensionamiento de oficinas planteado va a hacer “imposible” desarrollar “un trabajo eficaz, abocando a muchos centros a una pérdida de calidad en la atención al cliente que ahondará la exclusión financiera, especialmente, en el ámbito rural”.