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Curioso Empedernido

Aguantar el tipo

Debemos saber aguantar el tipo, para aceptar con humildad el triunfo y con paciencia y elegancia el fracaso, en la convicción de que nada es eterno

  • Juan Antonio Palacios. -

A veces la suerte está de nuestra parte y casi todo nos sale bien, Diera la sensación que las hadas y los magos se han conjurado para mostrarnos y hacernos disfrutar de lo mejor de la vida, otras sin embargo tenemos la impresión que la realidad es poco amigable con nosotros, y los brujos y demonios quieren hacernos todo tipo de males.

La cosa es que tanto en un caso como en el otro, debemos saber aguantar el tipo, para aceptar con humildad el triunfo y con paciencia y elegancia el fracaso, en la convicción de que nada es eterno, y como decía Antonio Machado “todo pasa y todo queda”.

Vamos construyendo nuestra biografía con los otros, pero desde nuestra singularidad y en ese sentido somos artesanos. No podemos ni debemos convertirnos en robots, o en clones de un original que no deja de ser una copia, Tampoco debemos dejar que nos condicionen y nos encierren en un corsé, apretándonos y oprimiéndonos para que dejemos de ser nosotros mismos.

Aguantar el tipo nos obliga en muchas ocasiones a ser sutiles y concretos, flexibles y precisos, abiertos y orientados, singulares y universales. Hay sujetos, que con sus retóricas y relatos, nos intentan tomar el pelo, para que no reflexionemos, haciéndonos creer que lo suyo es bueno y lo de los otros es malo, que unos nos hacen gozar y otros sufrir. Por favor, no nos tomen por gilipollas.

Hemos de ser conscientes de nuestros límites y resistencias, y saber aguantar el tipo sacando fuera toda nuestra sensibilidad, aprendiendo a escuchar, mirando todo lo que nos rodea y lo que tenemos dentro de nosotros con la máxima atención, y siendo capaces de leer cada situación en la que nos encontramos, abriéndonos a los otros para hallarlos y dialogar con ellos.

Cuando tenemos ganas de vivir aguantamos el tipo, tenemos otras maneras de mirar y trabajar a las personas y las cosas, qué movimientos hacer, que palabras son oportunas, con que prosodia o melodía, cuando nos debemos parar, sentar, correr o acostarnos.

Ser constantes y resistentes nos dará resultados, cautivando a los otros con nuestras palabras, sabiendo relatar, preguntar ordenar, organizar, alentar, provocar, conversar pero sobre todo callar en el momento oportuno, y no sentirse cuestionado por la actitud de quienes no saben ver ni oír.

Para aguantar el tipo es siempre mejor tejer puntos de encuentro con los demás, sabiendo establecer siempre una comunicación, construir nuevas realidades, entrenarnos en la capacidad de sostener, acompañar guiar, invitar, desafiar, calmar y afrontar, pero “sin perder la compostura”.

Aprender que la exclusión de lo diferente nos empobrece, y los “ no sé ” nos abren un camino de posibilidades y expectativas para descubrir nuevas realidades e inventar ficciones y fantasías capaces de sorprender y sorprendernos.

Tener abiertos nuestros sentidos nos ayuda mucho a aguantar el tipo, observar y observarnos, sentir y sentirnos, escuchar y escucharnos. No empantanarnos, ni obsesionarnos y fijarnos a nada ni a nadie, ni estar pendientes todo el día del padecer, ni del disfrutar, sino intentar encontrarnos en un equilibrio para saber aguantar el tipo.

No debemos tener la tentación de darlo todo por hecho ni intentar marcarle el camino a los demás, admitamos que podemos mirar de distintas maneras, ampliemos nuestra capacidad de escuchar, abramos ventanas a nuevas sensaciones, descubramos atajos en un camino muchas veces recorrido pero que nunca habíamos visto.

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