Aún hay que hacer números, pero a priori el balance de la Feria del Caballo del reencuentro tras dos años sin poder celebrarse por la pandemia puede superar ligeramente su última edición, la de 2019.
En líneas generales, los hosteleros y catering consultados por este periódico están contentos y coinciden en las buenas sensaciones que ha dejado en las cajas el retorno de uno de los eventos más esperados del año, cuyo arranque el pasado sábado fue “apoteósico”.
La noche inaugural, junto con el domingo el miércoles y el viernes fueron los días más fuertes, aseguran desde la caseta La Bofetá, que gestiona directamente la Hermandad de la Redención.
Como también viene ocurriendo en los últimos años, el lunes y el martes suelen ser más flojos. “El sábado fue una auténtica locura, el domingo y el miércoles también muy bien, por encima de 2019, y martes y lunes como en 2019; yo creo que los números pueden ser mejores que en 2019”, señalan desde la hermandad, a la espera de ajustar los gastos, que también han subido y han acabado repercutiendo en los precios “entre 50 céntimos y un euro” cada producto.
En una conocida caseta explotada por un catering están igualmente muy satisfechos por el desarrollo de la Feria, y coinciden también en las que cifras van a superar a las de la última edición de la pandemia.
De hecho, han tenido jornadas, explican, en la que han batido “récord de ventas”.
El cambio de ubicación al paseo principal de la Feria de la caseta de Gemelas al Jerez, las hermanas Virginia y Raquel Naranjo, ha dado muchas alegrías a la caseta que gestionas las hermanas que alcanzaron la popularidad tras su paso por el concurso de Masterchef, del que Virginia se proclamó ganadora en su cuarta edición, en 2016.
Aún no han hecho todos los números, pero están seguras de que van a mejorar las cifras de la última edición: “La Feria ha ido muy bien; la gente tenía muchas ganas de Feria, la han cogido con muchas ganas. Entraban en la caseta sonriendo, con muchas ganas de volver, la verdad es que muy bien. El tiempo también ha acompañado, no ha hecho excesiva calor, así que estamos muy contentas”.
A falta de consultar con más hosteleros con presencia en el Real, en la Asociación Hostelería de Jerez creen que esta Feria “ha sido algo mejor” que en 2019, independientemente de que las altas temperaturas, en opinión de Alfredo Carrasco, su presidente, hayan pasado factura al Real, en las primeras horas de la tarde.
“En ningún momento la Feria se ha visto desolada, ha habido días que pasear por el Real a las cuatro de la tarde no ha sido fácil, por lo que la gente se quedaba dentro de las casetas”, señala.
Pese a ello, en general, la valoración es “positiva”, lo cual no significa que “haya cositas que mejorar porque es una Feria muy grande”, de ahí que apuesten por “ponernos a trabajar ya para la próxima edición”.
Carrasco también destaca la acogida no solo de los jerezanos, que son los que en gran medida mantienen esta fiesta grande, sino de los visitantes de toda la geografía nacional, muchos de los cuales son fieles a una cita que “arrancó con mucho esfuerzo por parte de todos: hosteleros, proveedores, a todos, incluso a las administraciones nos ha costado desempolvar todo y hacer rodaje, pero la Feria ha lucido bonita”, apunta.
Y el Covid. ¿Ha pasado factura? En el ecuador de la Feria han empezado a causar bajas camareros e incluso entre un 30 y 50 por ciento de algunas mesas reservadas, apuntan en algunas casetas.
“La gente no se ha reprimido, ha venido a la Feria, y en general han sido responsables y se nota por eso, porque se han caído mesas de gente que ha dado positivo y se ha reservado en casa”, indican otros caseteros.
Las casetas discotecas a plena luz del día y en pleno paseo principal es otro de los puntos negros, desoyendo la ordenanza municipal de la Feria.
“Yo no participo de ello, pero es verdad que la gente viene a la Feria buscando de todo, no solo flamenco”, concluye.
Asimismo, la coincidencia del final de la Feria de Sevilla con la de Jerez también provocó problemas de suministros el primer fin de semana.