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Málaga

El Ibiza humilla al Málaga (0-5)

El Ibiza pasó por encima de un Málaga irreconocible (0-5) en una de las noches más duras de la historia de La Rosaleda

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  • El Ibiza de Paco Jémez hundió al Málaga en su estadio con un baño de juego ofensivo. -

Ese equipo que llegó a ser invencible en casa ha recibido un 0-5 y ya no queda ni rastro de lo que fue. El equipo que se mató a sí mismo. En un tramo de 8 minutos se dejó atropellar por un Ibiza que puso al Málaga frente a un espejo. Esto del fútbol no va de plantillas, ni nombres ni estadísticas. Lo único que vale es lo que un equipo consigue en su conjunto. Paco Jémez vino, vio y vapuleó con un juego de posesión, de contraataque, de efectividad. Quince mil aficionados estuvieron de testigos. El Málaga ha tocado fondo contra un recién ascendido a Segunda que le dio un baño. Acepten la grave realidad.

Con un once sin Víctor Gómez, baja de última hora por una infección vírica, ni Antoñín, más fuera de Málaga que dentro, José Alberto quiso tener la posesión con un Febas-Ramón en el medio y Roberto, Brandon, Paulino y Kevin en la zona alta. El Ibiza, en la primera excursión de ataque encontró el gol mediante Sergio Castel, que la reventó contra el larguero y botó dentro de la línea. Obligados, otra vez en casa, a ir por debajo del marcador.

Con Ramón de director todo fluía. Con mayor intensidad, el Málaga se volcó hacia arriba y Roberto anduvo cerca del empate. El canterano fue el desahogo, generador de faltas y trabajador incansable. A Paulino no le salía nada y Kevin no contaba como opción para desequilibrar. Cuando el Ibiza, impregnado por el estilo Paco Jémez, se hizo con el balón, el Málaga perdió fuelle y se fue incómodo al descanso. Con pocas ocasiones claras y mucho que mejorar.

Precisamente Kevin y Paulino conectaron tras el descanso, pero el remate del cántabro fue flojo. Lo de ser del Málaga, que a veces no tiene remedio, es saber que se puede pasar de la ilusión a la decepción en segundos. Fue pestañear y llegó el segundo de la UD Ibiza. Cristian Herrera recibió solo y fusiló a Dani Martín. Y con la herida escociendo, llegó el también el tercero de Escobar (min. 53, 0-3). “¡José Alberto, dimisión!”, fue la consecuencia inmediata en la grada.

La tragedia viró en tragicomedia, cayó el 0-4 en una falta directa que acabó con Dani Martín despejando de puños hacia dentro. Inexplicable. Rozando lo cómico. No había llegado el minuto 60 todavía, y La Rosaleda era un estadio lleno de rabia y decepción. Lo demás puede omitirse. El 0-5 del Ibiza, en un córner, llegó hasta a aplaudirse en La Rosaleda. “Manolo [Gaspar], échalo”, “Jugadores mercenarios” y demás cánticos sobrevolaban, mientras otros tantos aficionados abandonaban las gradas con la mirada perdida.

Vienen días duros y quizá decisiones drásticas. Todo lo que venga será menor que lo vivido en el templo la noche del 22 de enero, que pasará a la historia como el día en que el Ibiza le endosó una manita al Málaga de José Alberto. Cicatriz difícil de sanar.

 

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